Los arquitectos Carlos Galindez y Santiago Alric finalizaron recientemente una casa de fin de semana situada en Los Polvorines, en las afueras de la Ciudad de Buenos Aires. El proyecto debía reunir las siguientes condiciones: ser de bajo mantenimiento, establecer una relación directa con el exterior, y poder abrirse y cerrarse fácilmente.
La vivienda está ubicada en un amplio terreno con parque, perpendicular a la calle, que permite lograr una orientación noreste en los sectores de mayor uso y enmarcar las vistas de una araucaria y un olmo preexistentes. Asimismo, el proyecto cuenta con una pileta que complementa el jardín.
Los programas se articulan en un volumen lineal de chapa prepintada blanca, que cuenta con un sistema de paneles móviles. La sala de estar, el comedor y la cocina ocupan el centro de la planta y se articulan con la galería semicubierta. Por otra parte, los dormitorios y el garaje se encuentran en extremos opuestos.
El garaje posee una apertura que se vincula con la calle. Desde allí se accede a un pequeño camino que conduce hacia la galería semicubierta, que da acceso al interior de la vivienda y funciona como espacio intermedio con el jardín.
Al abrirse de ambos lados, el sistema de paneles corredizos permite la ventilación cruzada de los espacios interiores. Al cerrarse, brindan mayor aislamiento por la noche y protegen la casa cuando no está en uso.
La fachada cuenta además con una pequeña pérgola de perfiles metálicos pintados en blanco, pensada para llenarse con plantas de hoja caduca, que brindarán protección solar a la sala de estar en los meses de verano.
Las bóvedas de cañón corrido de la cubierta poseen diferentes curvaturas y paneles vidriados, que regulan el ingreso de luz solar y la circulación de aire, generando diferentes sensaciones espaciales en cada uno de sus ambientes.