Anna Juni, Enk te Winkel y Gustavo Delonero son los fundadores de Vão Arquitetura, una oficina transdisciplinaria creada en 2013 en la ciudad de São Paulo, cuyo trabajo está atravesado por la arquitectura, el urbanismo y las bellas artes. Los proyectos de Vão parten de una base teórica, técnica y experimental, que investiga características singulares del territorio de operación, que pueden integrarse al razonamiento proyectual.
¿En qué momento decidieron ser arquitectxs?
Quizás más importante que el momento en que decidimos ser arquitectos son los momentos en los que nos vemos como arquitectos. Podríamos nombrar a una persona que nos ha inspirado, el recuerdo de un espacio o las experiencias en las ciudades; sin embargo, en la práctica se nos induce a tomar una decisión profesional siendo muy jóvenes, con poco conocimiento del asunto. Durante nuestra formación académica empezamos a incorporar el oficio, haciendo que la naturaleza de los espacios se revelara en estallidos secuenciales. Pasamos a entusiasmarnos con los sistemas constructivos, los detalles, las materialidades, las proporciones, las escalas y todo lo que conforma la atmósfera de la que se apropian o se apropiarán las personas. Y esta emoción espacial, que conservamos con nosotros, nos mueve a contribuir de alguna manera con esta profesión. Así como no creemos en un momento específico que haya definido la decisión de ser arquitectos, entendemos que estamos en constante formación, por lo que podemos decir que diariamente elegimos la arquitectura y reafirmamos nuestro compromiso con ella.
¿Qué libro (u otro soporte disco/revista/ensayo) los acompañó y los acompaña a lo largo del tiempo?
En Vão tenemos el hábito casi rutinario de llevar a cabo investigaciones individuales y luego hacerlas colectivas. Además del estudio del proyecto están las lecturas de textos, la música y las películas, que compartimos y debatimos, que crean un universo colectivo donde se inserta nuestro trabajo. Entre las muchas manifestaciones culturales y medios de expresión que nos acompañan, la más cercana y constante es de las artes plásticas. Empezamos a dar asistencia a artistas incluso antes de que fundáramos la oficina, en principio a Héctor Zamora y Cinthia Marcelle, y luego para Marilá Dardot, Lais Myhrra, Sara Ramo. Todavía nos interesa mantener esta práctica porque a través de ella profundizamos en el campo del arte contemporáneo, que impregna nuestra forma de hacer arquitectura. Sin embargo, no tomamos al arte como una “referencia”, un término cuestionable, ni entendemos esta relación como una mera contaminación estética. Lo que nos atrae es la entrega conceptual de las obras, aprendidas de nuestros amigos y colegas artistas, que plantean preguntas similares aunque reveladas en otros procesos y formas de pensar, de una naturaleza diferente a la de nuestra formación.
¿Hacia dónde debería dirigirse siempre la arquitectura?
Formamos parte de una generación que ya no cree en una dirección única para la arquitectura, ya sea nacional, internacional, o incluso dentro de nuestro propio trabajo. Sin embargo, esta declaración requiere enfatizar dos puntos importantes. El primero es que diferentes caminos no implican caminos separados, sin relaciones tangenciales. Por el contrario, observamos las trayectorias proyectuales de nuestros colegas, aprendemos de las diferencias y las incorporamos a nuestro trabajo. Este ciclo hace que existan las correlaciones, pero quizás de manera más subjetiva, menos dadas. El segundo punto, con relación a la diversidad de nuestro trabajo, es que no pretendemos inventar la rueda con cada nuevo desafío, mucho menos separarnos de una historia. La arquitectura es la materialización de un tiempo, y la construcción, a su vez, es una ardua tarea; es decir, sus cambios de paradigma son naturalmente lentos. Estamos en contra de lo efímero y de las modas; nos gusta pensar que cada uno trabaja libremente, sin las cadenas estéticas o ideológicas que nos imponemos. Lo que nos parece fundamental es mantener la coherencia, y quizás sea este el objetivo que la arquitectura no debería dejar de perseguir nunca: desde el partido, la relación del proyecto con el territorio donde va a implantarse, hasta la elección de los materiales y sistemas constructivos, que están relacionados con el conocimiento previo de la mano de obra y la historia de un lugar. Para nosotros, todas las direcciones pueden ser válidas siempre que, independientemente de las ramificaciones del camino, lleven consigo la conciencia de que tenemos a mano una herramienta de dimensión política y social.