El arquitecto Ignacio Correa concluyó el proyecto de una vivienda mínima, situada a orillas del Lago Rapel, en la VI Región de Chile. El volumen está ubicado sobre la ribera y su fachada principal orientada hacia el canal que se abre al centro del lago. La disposición asegura la mayor distancia posible entre la fachada norte y la desembocadura, dejando libre un parque de pinos, área hacia donde se proyecta el jardín.
El acceso del pabellón se define mediante la proyección de un recorrido que va desde lo alto del sitio hasta la ribera del lago. De esta forma se construye un corredor, o galería longitudinal, al que se abre la fachada, que permite difuminar y proyectar el límite entre este recorrido y el espacio interior.
La estructura consta de fundaciones y sobrecimientos de hormigón, que componen un zócalo que se integra a la pendiente del terreno. Los muros divisorios son de albañilería reformada estucada y ofrecen un contrapunto con respecto al sobrecimiento en donde apoyan.
Por otra parte, para la fachada norte y la cubierta se añadió una estructura metálica que permite desplazar los pilares de la galería hacia el exterior, liberando de esta manera la abertura de la fachada hacia el parque.
Las fachadas combinan muros ciegos con grandes superficies vidriadas que brindan vistas hacia el bosque de pinos, el Lago Rapel y las colinas hacia lo lejos. Una pequeña escalera de hormigón permite descender desde el zócalo de hormigón hacia el parque.
En los interiores, los espacios comunes están orientados en sentido longitudinal con respecto al parque de pinos, y se abren hacia la vista frontal del lago. Los espacios de servicio, dispuestos hacia la fachada poniente, componen un cuerpo más compacto que se pliega para alinearse con el recorrido de acceso, desde la cota superior del terreno hasta la orilla del lago.