La estricta geometría y el color del nuevo edificio de Pezo von Ellrichshausen emergen dentro del Collao Campus de la Universidad del Bío Bío, en la ciudad chilena de Concepción. La aparente rigidez exterior del edificio oculta un interior variable y exagerado. El nuevo espacio de innovación propone elementos de continuidad y fluidez para potenciar el trabajo colaborativo y, al mismo tiempo, da lugar a la concentración y la individualidad, esenciales en los procesos creativos.
Los vacíos, que atraviesan las losas en el corazón del edificio y en los voladizos de la fachada, conectan el volumen verticalmente y sus desplazamientos generan variaciones entre las plantas. El color rojo predominante se combina con la textura de los encofrados de tablas, y establece un diálogo con los interiores de madera oscura. INES representa un nuevo hito en la exploración sistemática formal y espacial de la oficina chilena.
Se nos dice: “cuando los recursos son escasos, la intensidad compensa el funcionamiento” (porque parece haber una profunda brecha entre ingenio e inteligencia). Por lo demás, sabíamos que cualquier proyecto es una reacción a sus circunstancias.
INES es un edificio aparentemente sencillo, estable y regular, que contiene un interior exagerado e inesperado. Así es el mundo de la innovación; un espacio continuo, fluido y abierto que traduce conceptual y perceptualmente el propio proceso creativo de las prácticas académicas, del desarrollo secuencial de la investigación formal o de la dimensión reversible y múltiple del conocimiento informal.
El edificio reconoce la necesidad de polarizar el tiempo de la innovación en al menos dos momentos: en una experiencia creativa basada en un ámbito social, colectivo e integrado y en otra experiencia más bien íntima, solitaria e individual.
La estructura espacial del edificio se basa en estas dos condiciones claramente diferenciadas. Por un lado, un centro abierto que establece una serie de vestíbulos interconectados verticalmente, con un vacío circular que reduce su tamaño mientras asciende. Por otro lado, una serie de espacios de trabajo privados que ocupan las esquinas de cada planta, en una figura de un cuarto de círculo cuyo centro pivota alrededor de cada arista, creciendo de manera inversamente proporcional a los vacíos centrales.
En lugar del sistema de pilares tradicional, dentro de una retícula indiferenciada y sin jerarquías, la planta de oficinas establecesimultáneamente un espacio específico para exposiciones, talleres y reuniones controladas visual y acústicamente, mediante los muros curvos que funcionan como biombos opacos.
La diversidad y carácter del espacio resultante promueve la dinámica de un trabajo sin categorías (o con posiciones siempre cambiantes) entre profesores, alumnos, investigadores, empresarios y las comunidades locales. –
Pezo von Ellrichshausen