A menudo podemos reconocer en los tejados de una región cómo se ha desarrollado su arquitectura para adaptarse a sus condiciones naturales y su cultura. Los edificios del condado de Pintung presentan una gran variedad de estructuras de tejado para hacer frente a las volátiles condiciones meteorológicas, con una temperatura media de 30 a 34 grados centígrados y un clima tropical húmedo durante todo el año.
Allí, la vida en comunidad se disfruta, sobre todo, en zonas sombreadas entre el espacio interior y la calle. Estos espacios adoptan la forma de logias, marquesinas, pabellones y templos.
Este edificio para dos familias multigeneracionales, se despliega en un largo volumen lineal con dieciséis cubiertas/terrazas apiladas y desplazadas.
La forma, profundidad y filtración de luz de cada voladizo depende del espacio interior que haya detrás.
Los grandes salones tienen terrazas-jardín en la planta baja.
Los dormitorios principales de la planta superior tienen terrazas-jardín, mientras que las salas de lectura tienen grandes ventanales para disfrutar de las vistas.
La pendiente más eficaz para la protección solar en Taiwán es de 60 grados. La lluvia se desliza de una cubierta a otra hasta llegar al jardín, regando la vegetación y filtrándose finalmente hasta el colector de agua, que la recicla y la devuelve al edificio.
Los voladizos protegen el interior de la lluvia y reducen la entrada de calor, lo que se consigue gracias al uso de cemento Portland blanco.
También permiten a los habitantes abrir las ventanas en cualquier momento para dejar pasar la ventilación cruzada y refrescar las habitaciones, además de proporcionarles esa preciada zona de sombra para llevar un modo de vida verde y saludable. Por último, el desplazamiento de estas marquesinas favorece la comunicación entre los niveles/unidades.