Una piscina privada, cubierta por un toldo y una pérgola, crea una nueva “sala de jardín” en la parte trasera del patio.
La estructura de madera adquiere un suave color azul, armonizando con el verde de su entorno natural.
El color elegido para la pérgola es una combinación entre los tonos azules de la piscina y el cielo, y el verde del jardín.
La disposición del toldo sigue un ritmo sutilmente diferente al de la pérgola.
Bajo el toldo se encuentra un estudio con instalaciones sanitarias, todo resguardado por paneles de policarbonato semitransparentes que iluminan el espacio.
La pérgola se mantiene en equilibrio gracias a una chimenea que se convierte en el punto de encuentro del jardín.
La construcción de este proyecto es ligera y se integra perfectamente en la vegetación.