El edificio ocupa un pequeño lote de 8 por 9 metros orientado al norte, en una zona cuya densidad edilicia se encuentra en desarrollo.
La necesidad de optimizar los espacios de acuerdo con la normativa urbanística vigente determinó una configuración en dos crujías longitudinales iguales, que organizan siete unidades dispuestas en niveles apilados. Cada crujía se desplaza medio nivel verticalmente para utilizar los descansos de las escaleras como acceso a las unidades.
Gracias al carácter y las dimensiones de los espacios habitables, el edificio admite usos mixtos como lugares de trabajo o viviendas. Los espacios tienene dos ventanales, una para el ingreso de luz difusa desde las medianeras (gracias a dos pasillos existentes a ambos lados del lote), y otra para garantizar luz y ventilación desde el frente.
La piel exterior se compone por ladrillos partidos a la mitad, dispuestos de manera tal de exponer hacia afuera sus texturas y composiciones internas. La decisión dota al volumen de una expresividad de colores que oscilan entre el naranja, el negro y el rojo, y se traduce en una textura rugosa e imperfecta.
En la terraza, los muros se elevan y definen un espacio abierto al cielo con un pequeño jardín que recupera las especies vegetales que crecían originalmente en el terreno.—