El ala occidental del Palazzo Doria Pamphilj se construyó entre los siglos XVIII y XIX con el fin de que albergara departamentos de alquiler, función que sigue cumpliendo en la actualidad.
El propósito del proyecto es establecer una secuencia espacial coherente entre las áreas comunes del Palazzo, como la amplia escalera que lleva al departamento y su interior.
Para ello, se creó un sector abovedado que da la bienvenida a los visitantes y, al mismo tiempo, ofrece una iluminación suave y difusa.
La relación entre la arquitectura barroca del Palazzo y el proyecto se da en un nivel meramente espacial, ya que el carácter de la intervención es bastante silencioso y despojado de cualquier connotación estilística o trivial.
El resultado es una ambientación suspendida que deriva de la combinación de superficies blancas y abstractas, con luces suaves y difusas, que además ofrece un marco silencioso para la puesta en escena de la colección de objetos y cuadros del cliente.
De esta forma se introduce una tensión dentro de la disposición regular y definida de las salas en torno de un pozo de luz.