El edificio Deaconry Bethanien, diseñado por E2A / Piet Eckert und Wim Eckert Architekten, está compuesto por un conjunto de funciones interrelacionadas. La configuración responde a la necesidad de coordinar los programas de enfermería y asistencia, en particular en lo que respecta a la extensa infraestructura necesaria para crear la mayor sinergia posible. En ese sentido, el programa incluye una unidad de cuidados paliativos, una guardería, un centro médico, aulas, áreas de servicio y un hotel con sala de conferencias, un bar y un restaurante. Una infraestructura compleja y eficiente presta servicios a todas estas funciones.
El volumen plano del edificio puede interpretarse como un gesto individual, mientras que la forma ortogonal del plano juega con las tipologías presentes en el tejido urbano circundante, caracterizado por la presencia de fábricas. Las relaciones diagonales que resultan de esta estrategia crean las bases de la estructura de los espacios exteriores.
Algunos espacios cuentan con circulaciones verticales autónomas, que permiten llevar a cabo operaciones paralelas y simultáneas, sin causar conflictos entre las distintas funciones. La interacción de elementos programáticos da como resultado una planta baja bien conectada con el espacio abierto adyacente. Las propias funciones crean un destino público animado por la actividad del lugar, brindándole al espacio una atmósfera urbana.
La forma alargada del volumen beneficia la organización de las plantas. Con una zona central lineal y muros exteriores de carga, se desarrolló una planta sin columnas que puede configurarse de muchas maneras. En respuesta a la secuencia vertical de las funciones, se creó una estructura robusta con un alto nivel de flexibilidad. La fachada recibe un tratamiento consistente en cada lado, con patrones repetitivos de ventanas fijas y carpinterías externas corredizas.
De manera similar a la estructura de las plantas, cada uno de los diversos elementos del programa se manifiesta a través del uso de las aberturas, generando cambios en la piel aparentemente estática del edificio.
Los postigos deslizantes de la fachada, que pueden ajustarse de manera individual, crean variaciones lúdicas y permiten que la cuadrícula de las ventanas desaparezca temporalmente e insinúe la existencia simultánea de diferentes funciones.