Originalmente, el complejo escolar Cordé estaba formado por un edificio en forma de L, construido en 1979. Y aunque la disposición era eficiente en términos organizativos, generaba cierta desconexión con los patios y con el parque que rodea el complejo. Es por ello que, en 2016, se propuso una ampliación que permitiera incluir nuevos programas (un jardín, una guardería y un espacio público exterior), y establecer una relación fluida con el entorno.
El proyecto establece una transición suave entre el complejo y el entorno a partir de una lógica organizativa radial que se contrapone a la configuración aditiva del edificio original. El parque se expande y articula pequeñas colinas que protegen las zonas de juego exteriores.
El nuevo volumen, destinado al jardín de infantes y la guardería, consta de cinco muros que generan cuatro bandas programáticas. Se trata de un sistema flexible, que permite consolidar diferentes secuencias espaciales y recorridos dentro del edificio.
Plantas proyecto
A su vez, la organización en planta permite acceder a las logias, los dormitorios y los baños, directamente desde las salas de actividades, sin necesidad de atravesar pasillos. Las vistas interiores se ven enriquecidas, y los usuarios vislumbran concatenaciones de espacios desde diversos puntos.
La planta baja recibe luz natural desde un patio central al aire libre, que cose los distintos volúmenes y fue concebido como el corazón del proyecto. Además de servir de enlace óptico y funcional entre los distintos niveles, alberga una biblioteca comunitaria.
Además del patio central, el proyecto añade un conjunto de patios menores en tanto anexos de las aulas y los sectores comunes, enmarcados por grandes puertas corredizas vidriadas.