El proyecto articula una serie de casas de formas orgánicas, realizadas por el Estudio Fernandez Renati, que comparten ciertas operaciones proyectuales para garantizar siete premisas: la consolidación de un patio interno, iluminación y ventilación cruzada, conexiones espaciales directas, la incorporación de muebles-baranda, el empleo de materiales autóctonos, el acceso a las terrazas y la consolidación de recorridos fluidos en las plantas.
El terreno posee 2.500 m² y está ubicado en un club de campo en las afueras de Buenos Aires. En el sitio predomina una añosa arboleda, que se mantuvo intacta durante el emplazamiento de la vivienda.
El eje central de la obra es un patio interno, rodeado de rampas que conectan espacios cubiertos con otros semi-cubiertos, y generan un recorrido de transición fluida entre las áreas habitables.
La casa está ubicada en el fondo del terreno para recibir sol durante todo el día. En cuanto a los programas, la planta baja reúne los cuartos y los sectores de aseo, y la planta alta el estar, la cocina y el comedor.
La planta alta se eleva para estar a la altura de la copa de los árboles, generar ventilación cruzada e iluminación durante todo el día y permitir el acceso desde este espacio a la totalidad de la vivienda.
El segundo nivel consta de un estudio con acceso independiente y un cuarto para invitados que culmina el recorrido.
Los amplios ventanales permiten que los espacios estén en constante contacto visual con el patio interno y los alrededores del sitio.
La construcción es despojada y carece de materiales pretenciosos, de forma tal de darle protagonismo a la naturaleza. Entre los materiales utilizados se destacan el hormigón, el ladrillo y la madera.