Ubicada en la costa norte de San Pablo, esta residencia de verano se encuentra a pocos metros del mar, aunque permanece oculta a la vista de aquellos que disfrutan de las olas y las arenas blancas de la playa.
La casa, rodeada por completo del bosque autóctono del litoral, se fusiona con su entorno exuberante. Se caracteriza por ser un volumen neutro, con sus caras translúcidas orientadas hacia los lotes vecinos, mientras que la frontalidad con la playa resalta a través de sus aberturas amplias.
Los grandes aleros dispuestos a lo largo de las dos fachadas principales desempeñan un papel fundamental al brindar sombra y permitir la entrada de ventilación natural. Estos elementos son clave en la estrategia de adaptación climática y la reducción del consumo de energía de la vivienda.
Estas fachadas utilizan conjuntos independientes de puertas metálicas enrollables, que conforman una volumetría unificada para la casa.
El conjunto del sistema constructivo, que se compone principalmente de elementos prefabricados para ensamblar in situ, contribuye a minimizar el impacto de la construcción en este entorno delicado.
La estructura de madera laminada encolada fue ensamblada y fijada en el lugar con tornillos. Los cerramientos verticales y los techos se construyeron utilizando planchas prefabricadas de madera compuesta, que se fijaron directamente a la estructura. Para la cubierta, se aplicó aislamiento térmico (EPS) y una manta sintética impermeabilizante. En conjunto con los paneles de policarbonato alveolar, se utilizaron marcos de aluminio y vidrio laminado para el revestimiento exterior.