La Casa de la República de Weimar es una prueba fehaciente de que la identidad de los edificios está definida por su contexto histórico. Su ubicación frente al icónico Teatro Nacional de Weimar, fundamental en la historia de la ciudad, refuerza esta conexión.
Testigo mudo de infinitas historias, en sus inicios el edificio era una cochera de carruajes que fue declarada monumento histórico y, al igual que la ciudad, sufrió numerosas transformaciones arquitectónicas hasta adquirir su forma y función actuales.
En la actualidad, funciona como galería de arte y se alinea estratégicamente con la plaza del teatro, resaltando su fachada. La inauguración del museo transformó el barrio, dotándolo de una identidad distintiva que lo convierte en un centro atractivo.
Para crear el museo, se llevó a cabo una ampliación del edificio sobre los cimientos de las ruinas de la armería y consta de tres espacios distinguidos.
El nivel del jardín alberga una sala multifuncional y una pequeña cafetería. Con su diseño transparente y abierto, fomenta la conexión con el entorno.
En el interior, la galería de arte alberga la sección inicial de la exposición y al mismo tiempo es un espacio polivalente que permite celebrar eventos y exposiciones especiales.
El espacio es de planta libre y su foco está puesto en resaltar los muros históricos de la armería.
El nivel intermedio extiende el área de exposición y brinda versatilidad con tabiques móviles. Es un espacio neutral que resalta la presentación museística. Aquí, las ventanas estratégicamente ubicadas proporcionan vistas directas hacia la zona abierta.
El nivel superior alberga un centro de investigación científica, con oficinas, zonas de reunión y una biblioteca. Una apertura en forma de franja continua asegura la entrada de abundante luz natural y establece una conexión con el entorno exterior.
La circulación vertical se logra mediante una escalera caracol envuelta en una piel traslúcida, que conecta el edificio existente con el nuevo y unifica todos los niveles del museo.
El diseño pretende transmitir una sensación de tranquilidad y de presencia, da protagonismo a las ruinas de la antigua armería y genera un vínculo tangible entre las historias de ambos edificios, mejorando lo existente mediante intervenciones mínimas.