Entre el barrio El Coll y la colina del Carmel (Barcelona), siguiendo el curso alto de la antigua riera de la Farigola, las calles de Pere Llobet y del Portell derivan en los accesos posteriores del Parque Güell. Se trata de una zona de la ciudad marcada por construcciones humildes: masías (tipología rural característica del este de España y el sur de Francia) y casas de principios del siglo XX.
La Casa Collumpio se inscribe en este contexto, sobre un lote con pendiente. Al tratarse de un terreno de pequeñas dimensiones, la vivienda se despliega en tres niveles, definidos por una estructura ligera de entramado metálico y abierta al paisaje.
Las plantas se articulan en torno a un núcleo central situado a un lado de la escalera, que hace las veces de baño y almacenamiento. En este sentido, los muebles terminan de construir los distintos espacios y determinan sus usos.
La planta baja se cierra hacia el lado de la calle, a partir de un portón ciego, y se abre hacia el fondo, donde se ubica un patio. Este sector, de carácter más privado, alberga un dormitorio amplio con un espacio de estar.
Los dos siguientes niveles cuentan con ventanas hacia ambos lados, que enmarcan las vistas del barrio. La primera planta reúne la cocina y la sala de estar.
Para contrarrestar la gama de colores marrones que caracterizan la zona y ofrecer un contrapunto con el blanco de los muros y los tonos madera, MACH decidió pintar la estructura de color amarillo.
El último nivel es el único que aún no cuenta con mobiliario. En un futuro podría utilizarse como estudio o como cuarto adicional, según lo requieran los usuarios.