
Casa Chacra está ubicada en una zona periurbana cercana a la Ciudad de Buenos Aires, con las cualidades del paisaje rural de la pampa ondulada: suelo fértil, topografía sinuosa y pastizales naturales. Se trata de un área que, históricamente, se ha utilizado para la agricultura y la ganadería y que limita con el río Paraná de las Palmas, vinculándose con el litoral argentino. Forma parte de un ecosistema templado, que presenta un clima húmedo, secuenciado por lluvias que se distribuyen de manera constante durante el año.

Pensada como una casa de fin de semana para el descanso y el encuentro con la naturaleza, la propuesta proyectual consistió en repensar la tipología de una casa de campo, adaptándola a formatos y formalidades contemporáneas, además de responder a los atributos del territorio, la cultura y las costumbres locales. La primera aproximación se dio a partir de un estudio del paisaje, conformado por especies autóctonas de flora y fauna, y de un relevamiento de las especies arbóreas existentes en el terreno. Entre ellas, se identificaron ejes, caminos y espacios donde la casa pudiera expandirse en busca de sombra y formas de apropiación.

Los distintos espacios, vinculados con el habitar y el funcionamiento cotidiano de la casa, se extienden y enfatizan a través de muros bajos: una pileta aparece como una pieza abstracta en el paisaje, un cobertizo apoya a las funciones de la casa, un lugar de fogata y un solárium se integran como elementos que, en forma centrípeta, articulan la casa con el territorio. La voluntad de articular el proyecto con el terreno y su entorno no solo está ligada al paisaje natural, sino también al material. Comprender e identificar cuáles son los materiales disponibles en la zona, analizar la matriz productiva local y los procesos involucrados en la fabricación y materialización, son insumos proyectuales que conforman y determinan decisiones de diseño utilizados en la ideación de la casa.


Los procesos proyectuales que lleva adelante el estudio de arquitectura están directa o indirectamente vinculados por la investigación material. Esto implica una aproximación para comprender los métodos de fabricación necesarios para elaborar insumos en la materialización de las obras de arquitectura.


También incluye una exploración crítica de los procesos, el impacto en el territorio, las dinámicas de economías circulares y el impacto social. Estas aproximaciones permiten cuestionar y redefinir, e incluso innovar, en las decisiones proyectuales. El sitio, la materia y la técnica se sitúan en el centro del diseño, con el fin de accionar o intervenir en los métodos de producción, incorporando herramientas y recursos que amplíen las posibilidades para generar nuevos insumos proyectuales: este accionar puede ser literal y evidente, o abstracto y alusivo, intentando fomentar un enfoque intuitivo, experimental, artesanal y específico que enriquezca el proceso de diseño.

En el caso del proyecto para casa Chacra, la investigación se centró en el territorio cercano al Paraná, donde predomina la industria maderera, en particular la producción de madera LVL (Laminated Veneer Lumber). Esta tecnología permite utilizar secciones más largas, resistentes, además de explorar el diseño y la construcción de curvas. A partir de este sistema constructivo, el proyecto se desarrolla en una serie de costillas que rematan en piezas de cumbrera curva, que contienen el programa. Las perspectivas interiores destacan esta secuencia estructural, donde las funciones y espacios de la casa se relacionan de manera flexible. Estos espacios se estructuran en dos volúmenes: uno de uso común y otro de uso privado. El primero incluye la sala de estar, el comedor y la cocina.

El volumen de uso privado se distingue también por el diálogo con la cubierta, y adquiere una singularidad espacial que aprovecha su altura, creando espacios intermedios que contemplan al proyecto en relación a la sección, encontrando en ellos nuevas lógicas y formas de habitar, y otorgando usos flexibles del altillo, como guardado, descanso o juego. Son espacios lúdicos y dinámicos, adaptados a las singularidades y particularidades del habitar.

En los espacios exteriores, el desfasaje del ritmo estructural de las costillas conforma dos patios: uno de acceso a la casa y otro como expansión, donde se encuentra el área de la parrilla y el quincho. Esta continuidad entre la cubierta y la estructura genera una serie de galerías, características y tradicionales dentro de la cultura de la pampa. Debido a las altas temperaturas, las galerías se han consolidado culturalmente como áreas principales de descanso y apropiación en una casa de campo. Los programas expanden hacia estas áreas en sombra que permiten la circulación de aire fresco, capturan la identidad de cultural y enfatizan la voluntad de extender la casa hacia el paisaje.

