La casa está situada en un terreno en pendiente en Puertecillo, una zona costera frente al Océano Pacífico. El proyecto consta de bloques interconectados: el primero reúne una sala con vistas despejadas hacia los alrededores, y el segundo distribuye habitaciones privadas. Esta dualidad programática fue conceptualizada por Max Núñez como la conjunción de dos arquetipos arquitectónicos: la tienda y la cueva.
La casa como tienda es una estructura de acero liviana y dinámica, de la que penden cables de acero inoxidable que sustentan un techo delgado que se cierne sobre el espacio. La forma de la cubierta está dada por la geometría de catenaria producida por los cables suspendidos, que configuran una superficie curva en la que quedan expuestos todos los elementos estructurales.
Por su parte, la casa como cueva se presenta como un volumen de hormigón armado con gruesos muros y aberturas puntuales. Se trata de una construcción pesada, estática, monolítica, pegada al suelo, que encierra cuatro habitaciones con suficientes camas para una familia y visitas ocasionales.
Los opuestos que surgen de ambos tipos de estructura –lo social y lo privado, lo cerrado y lo abierto, lo pesado y lo ligero– conviven sin ningún tipo de superposición formal. Se trata de dos volúmenes que, por su proximidad, funcionan de manera independiente y articulada a la vez.—